Pronóstico de lluvia y paisaje urbano en Cumulonimbus, poemario de Flor Arias editado en 2014 por KILLA PRODUCCIONES. Que nadie abra el
paraguas: lo que cae de las nubes es magia líquida.
Por Claudio Rojo Cesca
(Fotografía: gentileza de Flor Arias)
Cumulonimbus es una palabra rara y hermosa. Rebota en los labios
cuando se la pronuncia y, una vez pronunciada, se vuelve inolvidable. Con esta
colección de poemas de Flor Arias pasa exactamente lo mismo: hay que
zambullirse y leerla sin escafandras. Y también prestarse al viento, para que
el hechizo sea completo.
Un Cumulonimbus es una nube que se hincha y crece y tiene una cola
como de yunque que tira contra la dirección del viento. Es, también, en este
libro, una manera de jugar con las palabras, arriesgándose a no morir de ahogo:
“Ojalá / te llamaras / CUMULONIMBUS. / Nadie sabe / qué mierda / significa /
eso.” Lo que en Flor es conciencia de lenguaje, tiene los tintes de ser una
conciencia pragmática del juego, de asalto por complicidad, y esa impresión tan
epidérmica del universo como algo vivo y mojado es lo que vuelve a este libro
un “aparatito” tan entrañable y tan fácil de llevar a cualquier parte. En aquel
mismo poema, la autora gambetea: “Me pasa / que quiero / decir pirulín / y digo
tu nombre.” El impulso de la poesía no sólo marcha hacia la elaboración de un
territorio plagado de ambiguedades (la autora no parece querer enmarcarse en
ese plano difuso, todo lo contrario), sino que nace de la certeza del equívoco,
como si la procura fuera un camino a contrapelo de la poesía, donde una palabra sale a esclarecerse en lugar de plagar - plagar de plaga, cosa infecta- de sentidos el
papel.
Otro de los yeites del poemario es que haya, además de
juegos, juguetes: “Juguemos a que somos pinipons y caminamos con los dos pies
juntos por una casita de plástico y yo te quiero dar la mano, pero la tengo
pegada a mí y te quiero dar un beso, pero mi boca es solo pintura”. Flor no
olvida, para que tampoco olvide el lector, que el terreno que pisa es un baile
generacional y aprovecha la tinta para construir versos con latencia política,
donde el desencanto, el amor o lo sexual son vividos con la perspectiva de un
lenguaje que bien podría militarse: “Somos libres, / como peces, / pero / con más
memoria.”
Es lindo ver que el Cumulonimbus sobrevuele bajo el ozono de
cierta felicidad, incluso en la nostalgia, justificando con ello que en el
planeta tierra todavía haga falta que alguien escriba poesía, acto antinatural
que busca lo natural de la causa urbana, el barrio, su pequeño cielo, su inolvidable
infierno. En esas madejas Flor Arias se pone los borcegos y sale a patear
rumbo, con la nítida certeza de que todo lo que hace llover puede lograr que
otra cosa crezca.
"CUMULONIMBUS", de Flor Arias.
Año de edición: 2014
Edita: KILLA
Producciones
Arte: BUO/diseño no convencional
La autora en primera
persona: “Flor
Arias, 28 años, salteña. Hago todo al revés, está en mi nauraleza. Soy madre de
dos hijas muy chiquititas y estoy enamorada (lo cual me limita mucho a
escribir). Trabajo en La Secretaría de Gobierno de la
Municipalidad y en el Centro Preventivo Local para las Adicciones que funciona
en el barrio Aráoz de la capital salteña. Cuando puedo, escribo poesía.”
Fragmento de "CUMULONIMBUS":
¿Sabías qué?
A la soledad hay
que bancársela
como venga.
Ni más, ni menos.
Pies pesados, pasos pensantes
gigantes que te traen a mí
de a poquito por las tardes.
Pensar
“acá estuvimos juntas,
acá almorzamos,
acá tomamos café con alfajorcitos”
te imagino charlando
toda perfumada.
Vieja hermosa,
Anteojuda y sabia
Verlo a él, el macho argento
un bátman peroncho
quedado en el tiempo.
Mi papá Edu
con su chulengo,
su jogging,
zapatillas nike,
blancas,
pinchando chinchulines,
picando y delirando
de nostalgia.
La terraza, la casa
del pasaje
de la Técnica
afuera la escuela
y la calle Triunvirato.
La noche
encandilaba
yo esperaba
a unos amigos
anarquistas
para publicar
poesías en un
fanzine.
Los amigos sesentones
con los que tomábamos
unos tragos y jugábamos
al ajedrez.
Todo se desprendió
no existe, se terminó
no está.
Más
textos de Flor Arias: http://bajounanube.blogspot.com.ar/