9.5.16

EL OFICIO DE INMORTALIZAR



Fotografía urbana que traza fragmentos del relato social y dialoga con las posibilidades del cine, la poesía y la música: una pequeña ventana a la inquietudes de Lenina Uliánova.

Por Claudio Rojo Cesca

Lenina Uliánova





Lenina Uliánova es una fotógrafa santiagueña radicada, desde hace varios años, en Buenos Aires. Comparte su trabajo en las redes sociales y la web en general. Su mirada atraviesa (y es habitada por) el cine, la poesía, la música y, particularmente, lo político. Construye, desde este atravesamiento, retratos del sujeto anclado al espacio social y sensible, que lo nombra y articula como lo que es: un bicho del nido cultural, con sus dramas, su felicidad imperfecta, su ruido blanco.    

¿Qué significa la fotografía para vos?

Foto: Lenina Uliánova
Es una pregunta bastante complicada y se me ocurren varias cosas para decir, pero lo esencial sería inmortalizar un recuerdo, en el caso de la fotografía callejera. Me pasa que, de vez en cuando, veo algunas fotografías viejas y recuerdo el momento exacto en que pasó, podría decir que son los fotogramas de mi vida. En cambio, con los retratos es muy diferente y mi objetivo es que la gente se mire de otra manera. Es gratificante que alguien se mire sorprendido y diga: ¿esa persona soy yo? La fotografía es el amor que tengo por la imagen, por no olvidarme de cada segundo. Soy tan obsesiva que incluso recuerdo imágenes que podrían haber sido fotografías geniales y no lo fueron por distintas circunstancias.

¿Qué artistas, no sólo fotógrafos, influyen en tu trabajo?

En el ámbito de la fotografía, mis favoritos son muchos pero me limito a nombrar a Diane Arbus,
Robert Mapplethorpe, Robert Cappa, Vivian Maier, Joel Peter Witkins, Nan Goldin, Mary Ellen Mark, Aleksandr Ródchenko, Sara Facio. La mayor parte de mi trabajo se compone de escenas de películas. Soy muy observadora del uso de las luces y generalmente lo aplico en cada fotografía. Me gusta mucho Tarkovsky, Lynch, Gaspar Noé. El cine me persigue: cada imagen que veo, en realidad, es un recuerdo de alguna película o al menos me transmite la misma sensación. Aquellas fotografías iluminadas en blanco y negro no son más que un resabio del expresionismo alemán que he consumido, cinematográficamente hablando.

Contanos cómo aparece el componente político en tus fotos. ¿Qué es la política de una imagen?

Creo que lo político está presente en cada manifestación artística, ser apolítico y en los tiempos que estamos atravesando es un error imperdonable. Tengo una especie de amor-odio con el fotoperiodismo, detesto la demagogia y trato de mostrar otra faceta.  Para mí la política en la imagen es retratar la emoción que te genera, el contexto y las personas. Creo que por algo le tengo mucho afecto a la obra de Mónica Hasenberg. No me refiero a que se deba considerar política una imagen relacionada con eso, justamente es marcar nuestra ideología en una toma.

Foto Lenina Uliánova
Buena parte de tu trabajo fotográfico pasa por recoger fragmentos de la ciudad, el barrio, la gente que lo vive desde adentro. Muchos de tus retratos funcionan como una especie de continuidad del paisaje urbano. ¿Te parece que se descubre o se construye, desde la semántica de la imagen, una identidad urbana?

Totalmente, es dejar al descubierto la particularidad de un barrio, mostrar a las personas en situaciones cotidianas. De hecho, yo soy de Santiago del Estero y para mí es como ser una eterna extranjera, una desterrada. Así, desde esta postura, he validado todos mis trabajos.

Sé que cada tanto has acompañado la exhibición de material (tuyo o de otro artista) en las redes sociales con textos en prosa y poesía. ¿Hay algo en la imagen literaria que tenga que ver con la imagen fotográfica?

En mi caso, es un sí. Hay un libro que me marcó en ese sentido, “Expresso Nova”, de Burroughs. Es un libro que leo y son miles de fotogramas. Generalmente, uso extractos de poemas, citas de libros o frases de canciones, lo hago porque cuando observo la foto pienso en cómo sería si tuviese que escribir algo sobre ella.

Como espectadora/lectora de la imagen ¿qué debe tener un retrato para que te resulte interesante? 

En los retratos, siempre observo la expresión, me lleva a imaginarme todo lo que la persona esconde por detrás. Me gusta el dramatismo, lo oscuro, por eso me gusta tanto Diane Arbus.

Foto: Lenina Uliánova
¿Te parece que la discusión "foto digital versus foto analógica" todavía merece  su vigencia?

La fotografía analógica es un amor eterno, implica un proceso muy placentero y le tengo un afecto enorme. Es más: creo que todos los que nos iniciamos con analógica nunca olvidamos la sensación de revelar, el olor del cuarto oscuro, el resultado final. Lo digital no se asemeja a ese proceso.

¿Qué cámara/s sueles usar?

Canon analógica y digital. Ahora le tengo mucho cariño a la estenopeica. En realidad, cualquier tipo de cámara me viene bien, siempre fui partidaria de hacer cosas buenas con pocos recursos.

La poeta Diana Bellessi dijo una vez que la ética del artista pasa por estar atento a la claridad de la inspiración, cuando aparece, en el eco de un verso o de una voz, y tener la voluntad y el tiempo de volcarla en un soporte. ¿Te parece que hay una ética para los fotógrafos?¿Cómo funcionaría?

Foto: Lenina Uliánova
Es que la hay, como mencioné anteriormente, detesto la demagogia o las intenciones  maliciosas al momento de disparar. Con mis colegas hemos tenido cruces muy fuertes respecto a ese tema, me parece que a la hora de fotografiar debemos respetar el espacio que el otro nos cede para entrar en su vida, para dejarlo expuesto.

¿Qué trabajo de edición haces con tu material?

Uso bastante la edición, mediante la edición la fotografía se puede ver mejor de lo que la imaginé, forma parte de la composición. Soy una fracasada del dibujo, así que la fotografía y sus elementos me permiten expresarme en el campo visual.

Tu fotografía transmite algo de la textura del videotape. ¿Esto es intencional? ¿Hay una búsqueda por instrumentalizar el tiempo en una apuesta estética como esa?

Sí, es intencional. Amo los colores y las texturas del videotape. En la fotografía me agrada mucho la estética del pasado, es decir, plantear una atemporalidad en la imagen.

¿Qué puedes decir sobre la difusión de la fotografía como práctica social con aspiración estética en las redes?

Lo veo como algo muy positivo. Me parece que difundir nuestra mirada anima a otros a tener una visión crítica del contexto y, por qué no, de ejercitar otra forma de ver a las personas que los rodean. Propongo algo que me resulta muy agradable y es que cuando voy viajando en el colectivo, observo a todos y cada uno de los pasajeros. Imagino cómo podría fotografiarlos, toda la ciudad te ofrece tomas excelentes y la tristeza de no inmortalizarlas.-

Foto: Lenina Uliánova


LINKS
Lenina Uliánova en Facebook:  https://m.facebook.com/losparaisosartificiales/?__mref=message_bubble


4.5.16

CUMBIA, NENA

Por Claudio Rojo Cesca

Poesía que no es tierra de nadie: en su primer poemario, “El Debut” (2016, Minibus Ediciones), Nacho Jurao recrea un cuerpo urbano con gran soltura y un notable sentido del absurdo.

Nacho Jurao (Fotografía de Augusto Bejas)

Existe una poesía de territorios, con trabajo de campo, si se quiere, que resulta de la familiaridad del autor con el universo íntimo que lo rodea. En el ajuste de cuentas entre mundo y autor puede haber desfasaje y, por lo tanto, deuda. ¿Qué deuda se gesta, manoteando algo de Foucault, entre las palabras y las cosas cuando a ambas las atraviesa la poesía? “El Debut”, de Nacho Jurao, aventura su respuesta en 84 páginas, creando a la vez una topología de fiestas y excesos que no se divorcia de la ternura, un mapa de corazones marginales, que se mira a sí mismo y dialoga con sus fantasías.  No hay, entre retórica y paisaje, una asociación de palabras más o menos vehiculadas por el ejercicio de un lenguaje que mira al mundo, lo reconoce o lo integra; en “El Debut” el paisaje ES la palabra, un eco del verso, la historia interior de lo interior, mundando y feliz, plagada de experiencias cotidianas que forjan el contorno urbano.

La escritura de Jurao, emparentada con el heroísmo barrial bukowskiano (y, cosa difícil, sin casarse con Blatt), sabe hermanar elementos de la cultura pop sin costura de enunciación, por lo que discurre naturalmente, libre de imposturas, temerario con la hostilidad propia y ajena: 

“qué calor de mierda que hace
y qué música de mierda que están poniendo
y qué gorda está la novia de Jorgito
y qué cara de pelotudo que tenés”

(poema punk)

El autor, es evidente en la operación de su lenguaje, vive y respira de su tiempo, metaboliza lo más próximo, atento a los alcances de su significación –qué quiere decir, por ejemplo, darle vueltitas a alguien durante una cumbia, tirarse en una vereda, insultar a un tipo en una parada de colectivos- y no tanto a la ventaja de la metáfora. Su realismo es de una felicidad cruda, traspasada por la expectativa de una resaca, pero no por ello padecida. Es, a su vez, un realismo que se sabe excedido en la retórica y se deja acompañar por la preciosa fotografía de Nicolás Minhak.

En sus poemas, Jurao reincide en la posibilidad del retorno: sus personajes vuelven al amor, al baile, al porro, a la camorra. Los reencuentros son múltiples y sospechosos (hay nombres de cotillón, inventados para salir al paso), pero en la construcción de las máscaras se vislumbra, también, la intuición de lo genuino, como si toda esa distancia del ritual no tuviera otra función que aproximar los cuerpos. Como si la poesía tuviera, también, esa vocación arrimadora de la música popular: un efecto pop en la palabra y la imagen, una alucinación lingüística maravillosa, para quien lee –sobre todo en voz alta- y encuentra en “El Debut” un retorno al acto inexpresado de sentirse vivo.-


                                                                        ***
hola 

yo no quería venir
pero igual me trajeron
me chamuyaron
diciendo que iba a estar bueno,
que iba a haber minas,
canilla libre y faso,
y que le podíamos meter
hasta las seis, siete,
más o menos
hasta que pase el bondi.

yo pensé 
bueno, ya era,
hay que mandarse
capaz que pinta piola
a lo mejor
te encuentro ahí
y nos miramos un rato
desde lejos
pensando en apretarnos
contra la pared
pero tranca nomás,
vamos y volvemos al toque,
como para sacarnos las ganas
hasta que nos prendan las luces
y nos tengamos que ir.

(poema incluído en "El Debut")

Bio
Nacho Jurao nació en Tucumán en 1996. Egresado del Gymnasium UNT, actualmente es un dudoso estudiante de la carrera de Letras en la Universidad Nacional de Tucumán. Publicó algunos de sus textos en Marcia Larvaria, Antología marciana de poesía Vol. 1 (2015, Editorial Larvas Marcianas) y en la antología Cospel de oro (2015, Minibus Ediciones). Además de la presente obra, escribió también Postales del interior y Treinta días abajo de la cama, ambos inéditos y de publicación inminente.