ENTREVISTA A FLORENCIA VARAS GUARÁZ
Por Claudio Rojo Cesca
Florencia Varas Guaráz |
El arte pop puede
operar como una forma de shock frente el objeto banal o perecedero, más propenso
al efecto plástico que a la vocación de perdurar. Y si bien las obras de
Florencia Varas Guaráz funcionan como shock estético (ahí están los colores
estridentes, la apetencia de la simplicidad, el trabajo sobre lo plano), su
infiltración casi molecular y su paleta de referencias
tienden una red de sentidos que vitaliza la experiencia visual y la llena de
interrogantes. Su arte procura conservar las huellas que lo ensayan, en otras
palabras: pone en evidencia las marcas y los pasos en falso para excomulgar
del lienzo el rechazo a la artificialidad, haciendo de ella una evidencia expresiva
y vivificadora.
¿Cómo empezó tu
camino en el arte plástico?
Empecé haciendo copias, imitando artistas que admiro, como
Andy Warhol. Pero desde hace cuatro años me enfoco en crear algo propio, con un
estilo más personal. Siempre me ha gustado dibujar. He seguido, en parte, los
pasos de mi viejo, que también es artista plástico. En cuanto a la vocación, él
ha sido mi modelo a seguir y un gran apoyo para que yo no deje de dibujar una
vez que empecé mi adolescencia, que es el tiempo en que muchos de esos
intereses se van perdiendo. Claro que tenemos estilos muy distintos. Su obra
está más vinculada a la tradición de Santiago del Estero y las leyendas. Lo
mío, obviamente, va por otro lado.
El arte que hago tiene una impronta infantil e ingenua, más cercana a los dibujos animados, que
también son una fuerte influencia. A
veces incluyo a personajes de series que he seguido siempre, como Ren & Stimpy y Hora de aventuras. Me gusta el movimiento Pop y el arte pop también
es eso: consumo. Incluir o estilizar esos personajes es otra manera de
consumirlos. También trabajo lo visual desde las emociones. Por ejemplo, mis ilustraciones
en blanco y negro son mi lado más emo y eso tiene que ver con cómo me siento
cuando dibujo. Si estoy triste lo primero que hago es dibujar y así olvido lo
que me pasa. Me salen cosas en blanco y negro, deformes, no figurativas. Pero
el proceso, en general, es algo que me hace sentir bien.
¿Qué artistas han influenciado tu trabajo?
Mis autores favoritos son Andy Warhol y Basquiat. Warhol es muy
mecánico y prolijo; para él no se tiene que notar la pincelada. Basquiat es lo
contrario: hace notar el trazo, a menudo dejando espacios inacabados en sus
cuadros. Miguel Repiso, con quien tuve la oportunidad de pintar alguna vez, me
decía que hay que poder mostrar los errores de la obra. Si un ojo te ha salido
mal, no lo borres: pasá por encima, mostrá tus huellas. Por eso las
ilustraciones que comparto salen bastante rápido y no les dedico mucho tiempo.
No porque no me importe, sino porque así consigo esos efectos. Por otro lado,
trabajando de ese modo, puedo mostrar que la obra no es algo mecánico: el lápiz,
la mano del artista, el borrador, todo eso ha estado ahí y se ve.
Has participado en
muestras colectivas y pintado murales y también compartes material en las redes.
¿Cómo percibes la recepción de tu obra?
Hay gente que le gusta lo que hago y gente que no. En
Santiago, suele gustar el tema social, cosa que yo no trabajo de manera directa.
Lo mío va más por la impresión visual, pero a veces la gente genera sus propios
significados. Lo que me gusta a mí es jugar con los titulos, que sirvan de
punto de partida para darle sentido a la obra. Otras veces la misma gente me
dice, de manera libre, cosas sobre lo que hago y yo lo tomo. Alguien puede
preguntarme qué significa tal cuadro y yo les contesto con otra pregunta: ¿qué
significa para vos? El significado es eso mismo que me responden. Otras veces
el público interpreta en función del título del cuadro y, en realidad, el título
no es más que la canción que estaba escuchando al momento de pintar.
Sos muy activa en las
redes sociales, cosa que ha contribuido a que tu obra circule.
Face es una herramienta muy importante para compartir lo que
hago y conocer qué están produciendo otros artistas. En mi muro cuelgo varios
dibujos y así mantengo contacto con la gente. También tengo entre mis planes
armar una muestra. Es algo que quiero hacer y, creo, una meta para cualquier
artista plástico. Pero todavía tengo que producir más: quiero que sea material
que no haya pasado por las redes. Una muestra debe ser algo más íntimo y prefiero
que quienes vayan, se encuentren con algo nuevo.
Otro tipo de experiencia que me interesa es el muralismo.
Hasta el momento he trabajado tres obras, una de ellas a través del concurso Ruta de Murales, que pinté junto a otros
dos chicos en una pared con una superficie de 10 x 4, detrás de la terminal. Y
recientemente quedé seleccionada en un concurso de murales sobre
el medio ambiente que lanzó el Concejo Deliberante, así que estoy trabajando en
eso. Será en un paredón de la calle Andes, en la zona del Colegio Centenario.
Contanos sobre La
otra mirada.
La otra mirada
surgió, en su primera edición, como un espacio que daba lugar a obras que
participaron en un concurso de la Fundación Cultural y no fueron seleccionadas.
El 24 de Mayo de este año se hizo la tercer muestra y yo participé en la
organización. Fue más abierta en cuanto a tamaño de la obra y estilo. También
se incluyó esculturas, fotografía y dibujo.
La idea era convocar a personas que recién comenzaran y tuvieran ganas
de exponer. Para muchos fue la primera vez que exhibieron en una muestra, así
que sirvió como oportunidad para ellos y para quienes los tuvieron la chance de
descubrirlos. Pasar de dibujar en la hoja a compartir la producción en una
galería es un salto muy importante. También sirvió, indirectamente, para promover
convocarotias a distintos emprendimientos. Son ocasiones que permiten tender
puentes y dar a conocer lo que se está haciendo en la provincia, a la vez que
estimulan a que los artistas sigan produciendo.-
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