10.12.15

UN TEJIDO DE IDEAS

Entrevista a Pablo Argañarás, director de "Stromata", película santiagueña

Por: Luciana Pereyra


Foto: Gentileza de Pablo Argañarás
Nacido en los esteros, el productor audiovisual independiente y director Pablo Argañarás accedió a subirse a nuestro platillo volador para conversar acerca de su obra, la película  "STROMATA", estrenada en agosto en el cine "Gaumont" de Buenos Aires, y en el Cine Teatro Renzi de nuestra provincia.



¿Por qué Stromata? ¿Cómo surgió la idea?

La idea de la Película surgió allá por el 2011 de contar en historias la realidad actual de nuestro Santiago del Estero.  Luego le fui dando forma y en el 2012 comencé a guionar y la idea de bautizar con el nombre de Stromata vino de Yan Pilán quien fue quien sugirió el nombre y yo lo adopté.  Esto último por dos motivos, uno estético y el otro temático. El estético porque me ayudaba a acompañar la idea de una urdiembre una malla de hilos horizontales y verticales en los cuales se hace un tejido y de la que una Stromata vendría a ser un sinónimo y un símbolo audiovisual a la misma vez.  En la estructura narrativa del film las historias se hilvanan como un tapiz o una colcha de nuestras teleras, hacen dibujos, se  mixturan.  En lo temático porque Stromata a la vez fue la obra de Clemente de Alejandría, quien escribió en la antigüedad diez tratados sobre la cotidianeidad de su época y su lugar. Esto me sirvió para tomar esta idea y reproducirla en diez historias del Santiago actual.

¿Qué puedes decirnos acerca del cine independiente en Santiago del Estero?

Yo siempre hice Cine independiente aquí en Santiago y en Córdoba en mi época de estudiante.  Nunca condicioné mi discurso narrativo en privilegio de sponsores de ninguna índole.  No se quienes pueden decirte que filmaron o filman sin el apoyo del estado municipal, provincial o nacional.  Creo que nadie, salvo mi caso que siempre trabajé desde la autogestión.  El caso más patente es este último de Stromata mi segundo largometraje de ficción santiagueño.  Elaborado en cuatro años a pulmón por un grupo de casi cien personas en trabajo voluntario por y con el único fin de realizar una película.  Esto es auténtico cine independiente.  Por lo demás no veo cine de este tipo en nuestra provincia.

Si pudieras hacer una película de cine independiente acerca de un autor de cuentos, o sobre algún cuento, ¿Sobre quién/qué la harías?

Filmaría en el hipotético caso Polvo y Espanto, de Abelardo Arias un sueño casi imposible de realizar o la versión de el Kakuy de Bebe Ponti y Felipe Rojas, a esto último lo veo más cercano o factible.  Si bien no son cuentos es lo que me gustaría hacer como un sueño loco y desmesurado.

¿Qué le pedirías al personaje del “Hermano Sergei”, el espiritista de Stromata?

Absolutamente nada porque es un chanta.  Entonces si lo invitaría a tomar algo y que me cuente lo que hace con sus clientes o fieles.  Cosa que efectué en el proceso de investigación con varios chamanes para el proceso de construcción del personaje del Hermano Sergei.

Si filmaras una película acerca de tu vida, ¿Qué título le pondrías?

Le pediría a Yan Pilán que se lo coloque al título.  Yan es un gran”bautizador” de ideas, como el caso de Stromata.  Pero seguramente si lo tuviese que hacer le colocaría un nombre  muy trillado como algo que se refiera a los sueños o la vocación.

Por último… ¿Hay algún nuevo proyecto de película en el que estés trabajando?

Empecé a guionar un largometraje de ficción, que es lo que mitiga mis ansias y donde vuelco todo mi imaginario.  Estoy con mis nuevos personajes armándolos y desarmándolos, dándoles vida, haciéndolos vivir en un mundo que les voy creando y van dialogando e interactuando y este proceso, el de Guionado, es un tiempo del cual disfruto mucho desde la imaginación, la investigación y la reescritura,  que de esto se trata guionar creo,  de reescribir compulsivamente el guion hasta que los personajes ya te piden pantalla.

11.11.15

CHONGA PHONE HOME

El amigo Francisco Zamora, del planeta utopiano, nos trae la siguiente reseña del plaquetoide de poesía "Fotos de mi chonga desnuda dentro de una nave espacial", del marciano Claudio Rojo Cesca, que aterrizará en Utopía Libros y Café (Independencia 221, Santiago del Estero) el Viernes 13 de Noviembre a las 22:00. Los invitamos a este periplo en años luz: desde los Monoblocks de un barrio santiagueño hasta los confines del monitor de una pc cualquiera. Estiramos un dedo para llamar a "casa", destino final de estas letras.



Por Francisco Zamora

1.
Cuando yo era chico, aproximadamente a los 7 u 8 años, mamá me alquiló en VHS la película de E.T para que la viéramos en casa. Trabajaba todo el día y los fines de semana, cuando se hacía un tiempito, compartía con mi hermana y conmigo las siestas de cine.

Vivíamos en unos monoblocks con departamentos chicos, dispuestos alrededor de un jardín grande en común, y ella suele contar que durantesemanas después de ver la obra de Spielberg yo le pedía por favor si me podía dejar jugar un rato más por la noche afuera. Pero lo más curioso – cuenta entre risas mientras ladea la cabeza pensando: “pobre, mijo” –  es que al observarme por la ventana me encontraba siempre sentado entre los arboles mirando al cielo.

2.
Cada vez que mamá cuenta la anécdota, agrego para mí: “¿Y si de verdad aparecía?”
 

Lo recuerdo bien, la vimos un sábado como a las 3 de la tarde. El calor de ese verano me hacía sentir pegajoso e inquieto hasta que claro, apareció ÉL y me quedé helado. Estaba fascinado. Durante las semanas siguientes iba a renunciar a los juegos para esperarlo durante horas entre los árboles. Sentado y cuidándome de no hacer ruido para no espantarlo, esperé a mi E.T durante mucho tiempo. Me moría de ganas de tenerlo en casa para que juguemos juntos. Fantaseaba con la idea de él invitándome a su nave para viajar a otros mundos.
 

Yo también quería volar en mi bicicleta con él en el canasto. Pero, mirando hacia atrás me pregunto: ¿De aparecerse, me hubiera animado a subir a la nave?

3.
Han pasado los años, E.T. lamentablemente, nunca apareció, aunque yo, en secreto, lo siga esperando, como también esperaba que llegue la publicación de lo que escribía Claudio.
 

La verdad sea dicha de antemano, soy un admirador de sus letras. Ya sean prosa o lírica, como es en este caso. Claudio escribe lo que me a mí me gusta leer, será por eso de que uno escribe como lee y ambos compartimos gustos literarios, así que la ecuación es perfecta.

Leer Fotos de mi chonga desnuda dentro de una nave espacial de Claudio Rojo Cesca es un placer desde el primer hasta el décimo poema. A todo esto hay que sumarle una edición genial con fotografías e ilustraciones que acompañan el viaje por estas letras.

Me gustan mucho sus versos, puros y sin pretensiones, que recorren a contramano el camino que impone el canon.  Pero no se confundan, en su sencillez subyace un gran conocimiento de la literatura, el cine y la música, evidentes en cada uno de los poemas de la plaqueta.

¿Quién no ha deseado tener la facilidad que tiene él para expresar el deseo por su chonga?

En el primer poema “Loop con fondo de Sasha Grey” dice: “Así me gusta mirarte: en loop/que no dejes de ocurrir. Vos, para siempre, llegando a mi cama.” O  la genialidad con la que lo termina: “Y todo era muy loco porque/ fue al hablar de ella/ que me empezaste a besar,/ mirando de costado/el resplandor de la pantalla/donde Sasha Grey hacía cosas/que vos tenías ganas de hacer/ esa noche, conmigo, pero/ todavía, porque me querías/ demasiado/o demasiado poco,/ no te animabas”.

Escapando de lo políticamente correcto y demostrando que las actrices porno también pueden ser musas de chongas.

La chonga/musa está presente en un par de poemas más y sus cualidades son enumeradas sin vergüenza alguna, eso es lo que más me gusta. Ni con la necesidad de provocar ni de generar exclamaciones en las viejas de la esquina. Claudio la describe como piensa uno a alguien que desea: Deteniéndose en los detalles, recordando cómo garcha, cómo gime, cómo acaba. Sus habilidades y destrezas, todo es lindo cuando se trata de ella. Una Wonder Woman, sin lazo, ni avión invisible, ni el amor de Superman, solamente con un chongo, SU chongo.

Hay lugar, también, para los poemas que golpean y movilizan. Tal es el caso de “Tamaño lulú tamaño madre tamaño ventana”  en donde al autor se le filtra lo que tiene de psicólogo y nos lleva, de manera magistral, a las primeras sesiones de terapia acompañados del Test de la casa.

O en “Mis siete días con Javier” una genialidad, donde el yo lírico nos habla de la relación con su  hermano Javier y se nos hace imposible no recordar a Edward Norton en “El club de la pelea” contando su vida con Tyler Durden. ¿Quién es ese otro en el que a veces me reconozco y es mi igual y otras veces amenaza con matarme?  Parece preguntarnos.

Igual de movilizantes son “Suficiente hidrógeno para matar a una ciudad” y  “Maravilloso mundo pileta” dignos de leerse y releerse mientras disfruta de ese placer/revelación que produce la poesía cuando es buena y nos interpela.

Hasta hay lugar para unos versos para su gato “Bill Murray” quien según dicen, tiene poderes telepáticos y es dueño y señor de la casa donde habita el escritor.

Y por último llegamos al poema que le da el título a esta plaqueta “Fotos de mi chonga desnuda dentro de una nave espacial”... ¿Qué pasaría si la mujer de la que tanto hemos hablado y deseado fuera abducida a las 3 de la mañana y ahora vaga por las galaxia mientras nos tortura, la muy sinvergüenza, mandándonos fotos de su travesía? El yo lírico sale a caminar mientras piensa en cómo hacer para defendernos cuando el platillo volador nos aparezca, no en la Casa Blanca ni en el Empire State sino aquí, en los monoblocks del municipal donde el mundo gira más despacio. Otra genialidad.

Recuerdo unos versos de Roberto Juarroz que dicen: “Tal vez sea por esto/que pensar en un hombre/ se parece a salvarlo"

Y Claudio me/nos salva, porque al escribir sobre lo cotidiano con tanta delicadeza, uno se siente partícipe e identificado y por consiguiente, claro está, menos solo en este mundo.
Lo comprendo justo a tiempo cuando su nave aterriza en mis manos, un platillo volador con muchas ganas de viajar, y casi 17 años de espera después, no lo dudo ni un segundo, pego un saltito, me subo, y mientras por detrás se cierran las compuertas, veo que una morocha, con el pelo oscuro atado, los ojos rasgados y pulseras de cuerina me guiña un ojo desde la pantalla del fondo.


21.10.15

EL DESAFÍO DE EXPANDIR EL LIMBO

ENTREVISTA A FABRICIO JIMÉNEZ OSORIO

Por Claudio Rojo Cesca


Fotografía por Julio Gutierrez

Escritor y editor, Fabricio Jiménez Osorio es un notable surfer de la movida editorial independiente de Tucumán y el resto del NOA. Ha publicado los libros “Bifurcaciones Falaces” y “Un limbo ideal”, desde donde arremete con una prosa potente y sanguínea. El sello independiente que dirige,  Gato Gordo Ediciones, dio sus primeros pasos a comienzos de 2015 y hasta la fecha ha presentado seis títulos, algunos de ellos verdaderas gemas en términos de forma y concepto. Recientemente, Fabricio visitó nuestro platillo volador para contarnos sobre esto y mucho más.

¿Cuáles fueron las inquietudes que desembocaron en la gestación de un proyecto editorial con las características de Gato Gordo?

Veía que no había una apuesta fuerte con la narrativa, como si la había con la poesía. Y veía también que a la poca narrativa que circulaba, por lo menos a mi alrededor, le faltaba ser más jugada, más desobediente y experimental. A eso se le sumaba que los libros no son baratos, y que hay mucha gente que escribe cosas increíbles que por cuestiones meramente materiales terminan siendo secretas. En Buenos Aires ya existían desde mucho antes editoriales que a su manera habían respondido a estas problemáticas (como Belleza y felicidad, o Eloísa Cartonera). Obviamente habían respondido en otro contexto histórico y político de Argentina, distinto a este. Traté de tomar lo que me sirviera de esas tradiciones, y aplicarlas a la “realidad” de este tiempo en este lugar, el Tucumán de 2015.

Hablanos un poco sobre el trabajo de edición con los autores, desde el momento en que te encuentras con algo que te interesa publicar hasta el final del proceso, con el texto impreso en su versión final. ¿Emprenden un trabajo distinto o tienen un plan más o menos fijo?

En general se puede tener en cuenta algunos planes fijos que están relacionados a la producción y distribución. Por ejemplo establezco tiradas de 50 ejemplares, y le regalo a cada autor la mitad. Si se agota, reimprimimos por demanda, para que todos los títulos estén siempre disponibles. Pero a la hora de editar, cada libro ha exigido un trabajo muy distinto. Quizás “Estatura promedio”, de Florencia Méttola, haya sido el más ágil de editar. A ella me la recomendaron, leí su blog, y me encontré con ese diálogo que disfruté mucho. Sin conocerla casi, le mandé un mail proponiendo publicar su diálogo así como está en el blog, pero ella quería retocarlo. Yo sentía que no hacía falta, quería que ese librito se asemeje al formato de posteo. El resultado fue muy bueno. Después, hay casos como el de María Perseveranda o Hernán Lucero, a quienes ya había leído, y les pedí que me enviaran nuevos textos suyos, y yo elegí lo que más me gustó. Suelo buscar lo que publico, y en muchos casos busco libros que no están escritos, me empecino con personas que conozco, que sé que escriben muy bien, y discuto ideas hasta hacer nacer de esas discusiones una propuesta de libro, un libro que pida escribirse. Esos procesos son más lentos, hay que ser insistente, establecer pautas y ese tipo de cosas. Me ha pasado de estar en medio de una conversación y sentir que lo que se me estaba contando era un libro. A algunas personas que se los he planteado, de entrada no creían en sus ideas y necesitaron más discusión. Las entrevistas también comprenden procesos de edición muy largos, muchas pruebas de galera desde la desgrabación hasta el borrador final, eso lleva meses de trabajo. En todos los casos buscamos que cada palabra, cada frase, cada oración del libro, se parezca plenamente a sí mismo, que no haya impostaciones, que no suene como dicho por otra persona que no sea su autor. Cada libro tiene, además, un diseño diferente, juego mucho con las tipografías, y eso también lo voy consultando con cada autor.

Parte del trabajo Editorial, en especial si pensamos un espacio independiente, que circula fuera de las redes del mercado de las grandes librerías, es encontrar su lugar dentro de la comunidad de lectores. ¿Cuál crees que es el desafío más grande en ese sentido?

Para mí es fundamental que a partir de la literatura se pueda generar una comunidad, encontrarle a la literatura una vuelta “expansiva”. Primero que nada eso, y hoy por hoy es un desafío muy grande, porque considero que nos cuesta leernos entre pares y apoyarnos. Sí sucede, pero no a gran escala. El egocentrismo literario sigue siendo aplastante por estas latitudes, y miramos mucho para afuera, sobre todo para Buenos Aires (en caso de concentrarnos en escritores vivos). No está mal atender que se hace allá, es muy inspirador muchas veces, pero también está bueno intentar construir una fuerza acá.
El otro desafío que se me ocurre sería hacer que la literatura genere interés. No se le demuestra el interés que se merece, entre tantas cosas, porque comprar libros es caro. Y si se trata de escribir y editar, tenemos una cultura de la edición como servicio, que para mí hay que romperla. Sin querer se termina confundiendo “imprenta” con “editorial”. Eso es grave. Entonces se escribe pensando que para publicar hay que mandar lo que sea a cualquier editorial y preguntarle cuánto cobra. Así no funciona. O por lo menos yo no estoy de acuerdo con ese camino. Los libros de Gato Gordo Ediciones son baratos, están hechos artesanalmente con materiales que se consiguen en cualquier librería. Me interesa que esa forma de producción resulte alentadora a la autoedición artesanal, a la circulación de plaquetas entre amigos, a la resignificación del libro (los que hacemos nosotros parecen fanzines, pero eso se tiene que entender como parte de la estética que queremos proponer en esta etapa inicial de la editorial).

Fotografía por Nicolás Bulacio

¿Cómo vienen pensando y haciendo las presentaciones de sus libros?

Hornos - Entrevista a Ana Hynes” se presentó en un espacio under que se llamaba La Panadería. Fue el último evento que hubo en ese lugar, porque lo cerraron para demolerlo. En esa presentación hubo performance, bandas en vivo, y por supuesto, una gran fiesta hasta el amanecer. Fue una fiesta increíble, y el libro voló. Fue el primero en agotarse. No hemos hecho otras presentaciones además de esa, pero a las próximas las pensamos así obviamente, siempre van a terminar en fiesta. Nos parece fundamental eso, porque contribuye a quitarle a la literatura este prejuicio de que es solemne, aburrida, y poco convocante.

A fines de octubre presentaremos el segundo de la Colección Entrevistas: “Coturnos – Entrevista a Liborio Iuculano”. Es un libro que parte de experiencias personales en torno al arte Drag, desde el punto de vista de quien consideramos la dragqueen más importante de Argentina: Elektra Trash. Esa presentación también tendrá una fiesta muy loca, y será en el marco del festival de arte LGTB “La degenerada”. Durante la instancia “formal” de la presentación, es decir, al inicio, lamentablemente Elektra no estará físicamente, pero la tendremos vía Skype.

El catálogo está enteramente dedicado al texto en prosa, pero también hay una rareza: Fiestas Maravillosas (Invitaciones Reunidas), de Katra Katrina. ¿De dónde salió una idea tan interesante para un libro como ese y qué creen que se cristaliza a través de esas invitaciones?

“Fiestas maravillosas” es lo primero que publicamos a principios de año. Con ese libro nació Gato Gordo Ediciones. Y fue una idea mía, la venía pensando desde diciembre del 2014. Las invitaciones que están ahí son descripciones reales de eventos de facebook, copiadas y pegadas tal cual, con errores de ortografía y de tipeo. Lo único que hice fue rastrearlas una por una, ordenarlas cronológicamente, y titularlas. Son las fiestas que se hacían y se siguen haciendo en un lugar que nos encanta y donde también hicimos alguna que otra fiesta: Tucumán Arde. La mayoría de la gente que va a esas fiestas sabe quién es la autora de esas descripciones delirantes (es amiga mía además). Un día le propuse que editemos sus descripciones y las publiquemos. Se entusiasmó, pero me pidió que no revelara su nombre real. Una pena, me hubiera encantado convencerla de que lo firme con su nombre. Como me sugirió el pseudónimo Katra Katrina, le pedí que me inventara una biografía breve para la primera hoja del libro, y me la mandó ese mismo día. El libro creo que es de los más graciosos del catálogo. Me pasa que me lo sé de memoria pero cada vez que lo abro en cualquier página, me tiento de la risa. Eso ya me parece profundamente literario. Es inclasificable, como digo siempre, es gracioso, libre, desprejuiciado, y escrito como en estado de ebriedad. Para mí, una joyita.

Contanos un poco sobre Hornos, entrevista a Ana Hynes, que pertenece a la primera serie dentro del catálogo. ¿Cómo fue creciendo la idea del formato?

“Hornos” fue una co edición junto al Colectivo LGTBIQP en lucha. El colectivo cuenta con un poderoso archivo de entrevistas a personas no heterosexuales que vivieron en Tucumán y el NOA. La idea era apelar a la memoria colectiva para empezar a reconstruir la historia LGTB a nivel provincial, porque es una historia no documentada, y llena de datos y vivencias muy ricas y asombrosas, pero además necesarias de hacerse visibles. Como esas entrevistas no tenían circulación, le propuse a mi compañero y amigo Patricio Dezalot que inauguráramos una colección nueva que no sea de ficción, que sea de historial oral, tomando de base a los archivos del Colectivo LGTBIQP en lucha. Le encantó la idea, me presentó un súper proyecto, que incluía a “Hornos” como el primero de la lista. Así que empezamos por ese. Lo editamos juntos, él como director de la colección, y yo como director de la editorial. Quisimos hacerla “literaria”, que sea como leer un monólogo o una novela, y para eso cambiamos muchas cosas, empezando por la eliminación total de las preguntas. Son entrevistas sin formato de entrevista, y libros sin formato de libro convencional (tiene gráficos y las páginas están divididas en dos columnas, asemejándose a una revista). El diseño y maquetación ahí corrió por cuenta de Nicolás Bulacio, que nos dio una mano importantísima también en la presentación a través del registro fotográfico. Es una colección muy linda, y la recepción que tuvo puntualmente ese libro fue fenomenal. Por ahora está agotado, pero dentro de muy poco sale una reimpresión.

Tomemos un momento para hablar de Un limbo ideal, uno de los libros de Gato Gordo, que es, además, de tu autoría. Es un texto muy diferente a Bifurcaciones Falaces, a pesar de que ambos ubican una primera persona para narrar y desarrollan componentes muy abstractos, como la vida onírica en Limbo y esa especie de asociación libre arrolladora de Bifurcaciones. ¿Qué puedes decirnos sobre la experiencia en la construcción de estas voces?   

Para mí, “Bifurcaciones falaces” es una nouvelle en clave de prosa poética. Tengo amigos que disienten, que la consideran un poemario, y otros que lo ven inclasificable. Son 8 textos escritos solitariamente durante un invierno. Es un libro invernal, que se empezó y se terminó a sí mismo solo. Tomé algo de Osvaldo Lamborghini, que empezaba por una frase cualquiera, y agregaba otra, y así seguía sin parar. Eso me pareció un procedimiento fascinante para comunicar como “desenterrando”, largarse a escribir hacia adelante, sin un plan. Escribir para DESCUBRIR qué era lo que se quería decir. Ese fue el ejercicio de “Bifurcaciones…”, muy parecido a una sesión de psicoanálisis, si se quiere, o al método de los surrealistas (aunque no es un libro surrealista).

Un limbo ideal” aparece mucho después. La exploración es otra. Antes renegaba con la literatura onírica, me parecía un lugar común al que había que evadir, como creo que hay que evadir a todo lugar común. Después me enemisté con eso y consideré a mi propio prejuicio un lugar común, y empecé a contar mis sueños en mi muro de facebook. A fin de año noté que había acumulado muchos sueños, y los copié y pegué en un bloc de notas, y ahí quedó. Después vino Eduardo Muslip al taller de narrativa Ampersand. Yo estaba participando y no tenía un cuento, así que agarré esos estados de face que hablaban de sueños, e hice una especie de collage. Los ensamblé, les di continuidad, busqué que siguieran un hilo (en ese proceso fueron eliminados algunos sueños, cambié tiempos verbales, modifiqué varias cosas). Quedó un texto muy raro, lo llevé al taller sin mucha confianza, y a partir de su lectura se originó un debate genial sobre Felisberto Hernandez, Copi, Levrero… No lo podía creer, me resultó alentador, y lo publiqué atendiendo a las observaciones que me habían apuntado Muslip y mis compañeros.

¿Te parece que el auge de las redes sociales y la cultura del blog aportó su granito de arena en el surgimiento de la movida literaria independiente?

Sí, absolutamente. Incluso también creo que las redes sociales impulsan, no solo otra forma de circulación literaria, sino además otra manera de escritura (breve, absurda, en tiempo presente, autorreferencial, entre otras características), y eso comprende un cambio muy notable en la literatura desde un tiempo a esta parte. También a través de las redes sociales se generan vínculos a distancia, intercambio de textos, etc. En ese sentido, no puedo dejar de citar mi experiencia en la revista Los Inquilinos. Tanto conmigo, como con Fernanda Alvarez Chamale (desde Salta), el trabajo estuvo facilitado por las redes sociales. A las ideas que me inspiraron a hacer Gato Gordo Ediciones las conocí por diarios digitales linkeados en facebook. Sobran ejemplos para atestiguar que la movida literaria independiente y las redes sociales están entrelazadas a fuego.

Visitá la página de Gato Gordo Ediciones: https://www.facebook.com/GatoGordoEdiciones?fref=ts

11.10.15

UN EXILIO HACIA LAS LETRAS

Presentamos a Maxi Drube, un escritor santiagueño que con sus letras nos invita a lugares donde es mejor no llevar un mapa: las palabras marcan el recorrido por sí solas.

Por: Luciana Pereyra



Foto: Gentileza de Maxi Drube
Maxi es santiagueño. Escribe poesía. Ha participado en diversas antologías poéticas de SUMMA Colectivo de Arte en el año 2011, 2012, 2013 y 2014. En sus ratos libres le gusta renegar leyendo a Jacques Lacan y sus amigos. Sin más paradas, aquí van sus poesías:


Absoluta

Rojos frutos
de un árbol que cae,
el viento frío
en los senderos,
ella desnuda
sobre las pieles de hielo.

Rompen en grito
los orzuelos
del país
de los ciegos.

Ella baila
y baila
mostrando su cuerpo
a los deseosos ludópatas
del puerto.

Seduce a los bohemios
llevados a la mar
y también,
a los alcohólicos de este bar.

Ella muestra el horizonte
de sus piernas
y todo,
se reduce a certezas.
El río tan dulce,
se aplaca en su espalda;
el monte y la arena
recaen en la noche
negra de sus ojos.

La fauna bella
de su cuello
y las rocas que son pecho
deslumbran a escritores desechos.

Ella es arte
de mil tipos,
es la diosa
más allá del Olimpo,
élla, no tiene caprichos.

Su pelo es eternidad,
sus labios la grandeza,
el movimiento de sus caderas
trasciende  la intimidad,
pues su nombre

es... libertad.



Convicto estelar de los niños

Habla conmigo
pequeño pájaro blanco
cuéntame la vida
al cruzar el río

Habla conmigo
ave de paso
quiebran tus canticos
gayolas

Con esta movilidad
sin presas plumas para cantar
con tu sutil pasividad, entrégame la calma de las calles
habla conmigo pájara sabio

Si las luces ya no encienden en esta ciudad
o acaso el soberano pierda la gracia para matar
yo te pido pequeño pájaro
danos de tus alas la soltura para amar

El horizonte gris
viene hacia mí
las bombas comienzan a partir mientras veo ciegos reír y gemir
¡si!, es que el horizonte gris viene hacia mi


¡Oh! tierra madre
salve de nuestras fauces tu belleza
¡Tan bobo, humano
devorador de existencia!

Para ver en las calles tanta gente muerta
resabios
de un pasado eterno, de un futuro que seduce infiernos
Oh madre ¿acaso éste es el fin que te daremos?

Si tu energía vuelve en música
si tu aleteo puede soltar un vértice del velo
habla conmigo pequeño pájaro
muéstrame tus ojos para ensoñar nuevos cielos

26.9.15

INTRODUCING: LARVAS MARCIANAS (y el Duende Totémico Papa Nathas)

Inauguramos, con esta bizarrada demo, nuestro canal en Youtube donde iremos compartiendo lecturas y otros mambos: el equipo marciano bajo los efectos de la atmósfera terrestre.

Así justificamos.

No sé, vean ustedes.




QUEREMOS CUMBIA PARA LA PIBA ESPACIAL



 Piba espacial / cansada de todo ese aluminio / cuándo habrá una cumbia / que te nombre / piba del espacio. / Que no haya rescate / chabón / lo tuyo es de otro cine / lo tuyo es anterior / a la rebelión del face. / Por eso digo / la cumbia / de la piba espacial / ¿¿¿adónde, adónde está???

17.9.15

DEL COLOR DE LAS NUBES


Pronóstico de lluvia y paisaje urbano en Cumulonimbus, poemario de Flor Arias editado en 2014 por KILLA PRODUCCIONES. Que nadie abra el paraguas: lo que cae de las nubes es magia líquida.




Por Claudio Rojo Cesca
(Fotografía: gentileza de Flor Arias)

Cumulonimbus es una palabra rara y hermosa. Rebota en los labios cuando se la pronuncia y, una vez pronunciada, se vuelve inolvidable. Con esta colección de poemas de Flor Arias pasa exactamente lo mismo: hay que zambullirse y leerla sin escafandras. Y también prestarse al viento, para que el hechizo sea completo.
 
Un Cumulonimbus es una nube que se hincha y crece y tiene una cola como de yunque que tira contra la dirección del viento. Es, también, en este libro, una manera de jugar con las palabras, arriesgándose a no morir de ahogo: “Ojalá / te llamaras / CUMULONIMBUS. / Nadie sabe / qué mierda / significa / eso.” Lo que en Flor es conciencia de lenguaje, tiene los tintes de ser una conciencia pragmática del juego, de asalto por complicidad, y esa impresión tan epidérmica del universo como algo vivo y mojado es lo que vuelve a este libro un “aparatito” tan entrañable y tan fácil de llevar a cualquier parte. En aquel mismo poema, la autora gambetea: “Me pasa / que quiero / decir pirulín / y digo tu nombre.” El impulso de la poesía no sólo marcha hacia la elaboración de un territorio plagado de ambiguedades (la autora no parece querer enmarcarse en ese plano difuso, todo lo contrario), sino que nace de la certeza del equívoco, como si la procura fuera un camino a contrapelo de la poesía, donde una palabra sale a esclarecerse en lugar de plagar -  plagar de plaga, cosa infecta- de sentidos el papel. 

Otro de los yeites del poemario es que haya, además de juegos, juguetes: “Juguemos a que somos pinipons y caminamos con los dos pies juntos por una casita de plástico y yo te quiero dar la mano, pero la tengo pegada a mí y te quiero dar un beso, pero mi boca es solo pintura”. Flor no olvida, para que tampoco olvide el lector, que el terreno que pisa es un baile generacional y aprovecha la tinta para construir versos con latencia política, donde el desencanto, el amor o lo sexual son vividos con la perspectiva de un lenguaje que bien podría militarse: “Somos libres, / como peces, / pero / con más memoria.”

Es lindo ver que el Cumulonimbus sobrevuele bajo el ozono de cierta felicidad, incluso en la nostalgia, justificando con ello que en el planeta tierra todavía haga falta que alguien escriba poesía, acto antinatural que busca lo natural de la causa urbana, el barrio, su pequeño cielo, su inolvidable infierno. En esas madejas Flor Arias se pone los borcegos y sale a patear rumbo, con la nítida certeza de que todo lo que hace llover puede lograr que otra cosa crezca.


            


 


"CUMULONIMBUS", de Flor Arias.

Año de edición: 2014

Edita: KILLA Producciones 

Arte: BUO/diseño no convencional







La autora en primera persona:  Flor Arias, 28 años, salteña. Hago todo al revés, está en mi nauraleza. Soy madre de dos hijas muy chiquititas y estoy enamorada (lo cual me limita mucho a escribir). Trabajo en La Secretaría de Gobierno de la Municipalidad y en el Centro Preventivo Local para las Adicciones que funciona en el barrio Aráoz de la capital salteña. Cuando puedo, escribo poesía.”


Fragmento de "CUMULONIMBUS":

¿Sabías qué?
A la soledad hay
que bancársela
como venga.
Ni más, ni menos.

Pies pesados, pasos pensantes
gigantes que te traen a mí
de a poquito por las tardes.

Pensar
“acá estuvimos juntas,
acá almorzamos,
acá tomamos café con alfajorcitos”
te imagino charlando
toda perfumada.
Vieja hermosa,
Anteojuda y sabia

Verlo a él, el macho argento
un bátman peroncho
quedado en el tiempo.

Mi papá Edu
con su chulengo,
su jogging,
zapatillas nike,
blancas,
pinchando chinchulines,
picando y delirando
de nostalgia.

La terraza, la casa
del pasaje
de la Técnica
afuera la escuela
y la calle Triunvirato.

La noche
encandilaba
yo esperaba
a unos amigos
anarquistas
para publicar
poesías en un
fanzine.

Los amigos sesentones
con los que tomábamos
unos tragos y jugábamos
al ajedrez.

Todo se desprendió
no existe, se terminó
no está.
 

Más textos de Flor Arias: http://bajounanube.blogspot.com.ar/